Date: Fri, 11 Jul 1997 05:36:33 +0200 (MET DST) From: rolf.martens-AT-mailbox.swipnet.se (Rolf Martens) Subject: M-G: 3/6 El Diario Internacional Nš 39, junio de 97 3/6 El Diario Internacional N=BA 39, junio de 97 [Postado: 11.07.97] [Continuado de parte 2/6] P=E1gina 5: EDITORIAL *Por qué el final sangriento?* MRTA: MORIR POR EL DIALOGO La toma de la embajada japonesa en Lima (17/12/96), y la sangri- enta intervenci=F3n militar (22/04/97), tanto Fujimori como el MRTA han actuado en el mismo papel que vienen cumpliendo desde hace a=F1os. Fujimori: c=EDnco, taimado, inescrupuloso, sediento de sangre y criminal. El MRTA; charlat=E1n, teatral y espectular, sin estrategia militar, prisionero de sus propias vacillaciones. Creyente casi fann=E1ticos del di=E1logo y la posibilidad de negoci- ar con el régimen del Per=FA. La primera conclusi=F3n que salta a la vista en el problema de la toma de la embajada japonesa, es el hecho que el MRTA confi=F3 ciegamente en que llegar=EDa un arreglo pol=EDtico duradero con el régimen fujimorista. Desde un inicio, junto con pedir la libera- ci=F3n de sus 450 prisioneros, plante=F3 sin muchos rodeos, =ABdar los primeros pasos a una soluci=F3n global al problema de la violencia pol=EDtica por la v=EDa del di=E1logo y un acuerdo de paz permanente=BB. (Comunicado N=BA 2 del MRTA) La intenci=F3n de negociar la lucha armada sintetiza el contenido pol=EDtico de la acci=F3n del MRTA del 17 de diciembre. Este plan- teamiento ser=E1 el eje de la conducta del comando del MRTA duran- te los 125 d=EDas que se mantuvieron en la embajada japonesa. In- cluso después del operativo sangriento (22/04/97), el vocero in- ternacional de MRTA Isaac Velazco declar=F3 a la cadena de televi- si=F3n norteamericana CNN que el =ABpueblo peruano hab=EDa perdido la oportunidad de llegar a un acuerdo de paz=BB. Es dentro del objetivo de lograr un acuerdo de paz con el régi- men peruano, que el MRTA intentar=E1 publicitariamente mostrar un rosto bueno, dialogante, humano, y sobre todo respetuoso de la vida de los rehenes. En su comunicado N=BA 4 se=F1ala que los 72 re- henes som considerados =ABprisioneros de guerra=BB y que el =ABMRTA ha respetado y respetar=E1 la Convenci=F3n de Ginebra para confictos internos=BB. Afirma en el mismo comunicado que las =ABpersonas que se encuent- ran en el interior de la residencia son tratados con respecto que corresponde a su condici=F3n de seres humanos y peisioneros de guerra=BB. Enfatizando en varias oportunidades que no har=EDa da=F1o a los rehenes. El anuncio del MRTA en torno a que los rehenes son =ABprisioneros de guerra=BB, y su respeto por la Convenci=F3n de Ginebra, resulta- r=EDa mortal para la vida de los 14 tupacamaristas. Aqu=ED el go- bierno recib=EDo dos mensajes concretos: Uno, que la vida de los rehenes no corr=EDa ning=FAn peligro. Dos, que la reacci=F3n del comando del MRTA frente a una intervenci=F3n militar se reducir=EDa exclusivamente a defenderse del ataque, pe- ro no atentar=EDa contra la vida de los 72 cautivos que eran con- siderados =ABprisioneros de guerra=BB. A esto hay que agregar que el gobierno manten=EDa una comunicaci=F3n permanente con los cautivos, lo que le permit=EDo saber casi con exactitud cada paso y la vida cotidiana de los secuestradores y secuestrados. El anuncio de que la vida de los rehenes estaba asegurada fue como abrir de par e par la puerta de la embajada japonesa. De esta manera el MRTA deja en claro que la amenaza de ajusticiar a los rehenes en el caso que se le niegue sus peticiones, eran pu- ras bravuconadas. Si la vida de los 72 rehenes no corr=EDan ning=FAn peligro, =BFpara qué negociar con el MRTA? Es aqu=ED que el MRTA pierde su =FAnica carta de negociaci=F3n. Las confesiones tupacamaristas, otorgan todas las ventajas al gobierno e unduce a la soluci=F3n militar. En estas condiciones es preferible para el gobierno y el impe- rialismo la intervenci=F3n armada, que sirva de escarmiento, a cualquier tipo de negociaci=F3n, incluido el =ABacuerdo de paz=BB so- licitado por el MRTA. Segunda conclusi=F3n. Una vez m=E1s Fujimori mostr=F3 abietamente su naturaleza criminal, c=EDnica y tramposa. Sabiendo desde un inicio que la vida de los 72 rehenes no corr=EDa ning=FAn peligro y que el comando del MRTA no ten=EDa ning=FAn poder de negociaci=F3n, sac=F3 el maximo provecho de esta situaci=F3n. Con apoyo de las potencias imperialistas mont=F3 un plan concebido estructurado para infringir =ABuna derota ejemplar al terrorismo=BB. Y con esto dar un golpe psicol=F3gico y moral al pueblo peruano. Para este fin se declar=F3 p=FAblicamente partidario de una salida pac=EDfica al problema de los rehenes. Se present=F3 como v=EDctima del terrorismo y busc=F3 con éxito el apoyo y solidaridad interna- cional. Embauc=F3 inocentemente a algunos gobiernos con el cuento de exiliar a Cerpa Cartolini y su comando. Mientras Fujimori hac=EDa el teatro de negociar, sus fuerzas rep- resivas avanzaban hacia la residencia japonesa. Mientras Fujimo- ri y la llamada Comisi=F3n de Garantes, como bufones entreten=EDan al p=FAblico, el ejérciti se alistaba para liquidar el comando del MRTA. Desde el inicio hasta el tr=E1gico fin, Fujimori y su gu- bierno se movieron dentro de una siniestra farsa bien planifica- da. Tercera conclusi=F3n. Hay quienes desde una =F3ptica obtusa y seudo marxista, pretenden erigir en héroes y m=E1rtires de la revoluci=F3n peruana al comando del MRTA dirigido por Cerpa Cartolini. Eso est=E1 bastante lejos de la realidad y su objetivo es encubrir la naturalesa revisionista y contrarrevolucionaria del MRTA. La actividad pol=EDtica y miltar del MRTA, desde su origen en 1984 hasta la toma de la embajada jaonesa (17/12/96), se ha desen- vuelto fundamentalmente en funci=F3n de la capitulaci=F3n y de una virulenta posici=F3n contra la guerra popular que dirige desde 1980 el Partido Comunista del Per=FA (PCP). La muerte insulsa no otorga categor=EDa de héroe. Los verdaderos héroes del pueblo peruano, son los campesinos, obreros, pobla- dores y dem=E1s pobres del Per=FA, que luchan indesmayablemente con- tra el gobierno y sus fuerzas represivas. Héroes no pueden ser aquellos, que como el MRTA, han negociado y conciliado con los reg=EDmenes brutales del pa=EDs. Los héroes, no se al=EDan a las bandas paramilitares para luchar contra la guer- rilla mao=EDsta. No son héroes, aquellos que han hecho del =ABanti- senerismo=BB una de sus principales actividades. Los héroes no subastan la lucha armada, no capitulan por un plato de lentejas. Luis Arce Borja P=E1gina 6: *Entrevista* HABLA UN TUPAMARO DE IZQUIERDA José Surra es uruguayo y militante del Movimiento de Liberaci=F3n Nacional (MLN) Tupamaros. Surra milita en el MLN desde los ini- cios de la década del 60. En Uruguay, hasta antes de caer pri- sionero en 1969, fue un fue un destacado dirigente de una colum- na de la guerrilla urbana. Pas=F3 dos a=F1os en la c=E1rcel y sint=EDo de cerca la muerte y la tortura. En 1972 fue excarcelado, pero prohibido de pisar tierra libre en su pa=EDs tuvo que salir al exilio. De la prisi=F3n fue conducido directamente al aeropuerto. Lleg=F3 al Chile en la época de Salvador Allende y ah=ED se vincul=F3 a la lucha de clases de ese pa=EDs. Junto con otros tupamaros exi- liados, se encarg=F3 de otorgar instrucci=F3n militar a uno de los grupos de la izquierda chilena. En uno de los cursos pr=E1cticos sobre explosivos sufr=EDo un grave accidente y qued=F3 ciego durante algunos a=F1os. En setiembre de 1973, Pinochet el sanguinario general chileno apoyado por la CIA americana ejecut=F3 su brutal golpe militar. José Surra tuvo que salir nuevamente al exilio. Primero lleg=F3 a Panam=E1 y despues aterriz=F3 en Europa. Actualmente radica en Bél- gica y es un activo militante de los comités de solidaridad con la lucha de liberaci=F3n en América Latina. La entrevista a José Surra es en relaci=F3n al MRTA y la acci=F3n a la embajada japonesa en Lima. Surra aborda con precisi=F3n el ca- r=E1cter contrarrevolucionario del MRTA. Enfatiza que el objetivo n=FAmero uno del comando dirigido por Cerpa Cartolini, fue capitu- lar frente al régimen de Fujimori. De otro lado, Surra hace un claro deslinde pol=EDtico con los di- rigentes =ABhist=F3ricos=BB del MLN de Uruguay y con todos aquellos que oportunistamente pretenden hacer del MRTA un ejemplo de he- ro=EDsmo y consecuencia revolucionaria en América Latina. EDI: =BFQual es su opini=F3n sobre la toma de la embajada japonesa y el final tr=E1gico de este hecho?=09 José Surra: Voy a fijar mi opini=F3n personal que es diferente a él del ejecu- tivo del Movimiento de Liberaci=F3n Nacional (MLN) Tupamaros. An- tes que nada perm=EDteme decir que yo rindo homenaje a los j=F3venes que han ca=EDdo en dicha acci=F3n luchando por un mundo mejor, des- graciadamente en una estrategia equivocada: una opini=F3n muy di- ferente me merecen los estrategas de dicha acci=F3n. Respondiendo a tu pregunta te diré que hay que analizar una si- tuci=F3n concreta en un momento concreto como nos ense=F1a Lenin. Hay algunos puntos positivos en dicha toma, el principal es el hecho que la prensa mundial se vio obligada a hablar de la dic- tadura froz de Fujimori y el ejército peruano de las =ABc=E1rceles tumba=BB del régimen. Quienes estamos en Europa y seguimos de cerca lo se publica sob- re Per=FA sabemos que existe un acuerdo t=E1cito de no divulgar nin- guna informaci=F3n sobre la guerra popular y sobre el Partido Co- munista del Per=FA (PCP) que la dirige, estrategia de contrain- formaci=F3n elaborada por los norteamericanos y aplicada por su agente en el gobierno peruano, el narco Montesinos. Es triste ver a la prensa supuestamente democr=E1tica plegarse a dichos designios y peor aun ver que los =F3rganos de la mal llama- da izquierda se pliegan docilmente a dicha estrategia de contra- informaci=F3n. El segundo elemento positivo es que se demuestra una vez m=E1s la validez de la estrategia guerrillera, la dictadu- ra no puede controlar todos los puntos todo el tiempo, el ele- mento sorpresa juega siempre en favor de quienesla desaf=EDan. Hasta aqu=ED lo positivo pero sin embargo desde los primeros mo- mentos hemos denunciado lo inconducente de dicha acci=F3n. *=ABEl objetivo del MRTA era entregar las armas=BB* =BFPor qué? porque conocemos el programa y la estrategia del MRTA as=ED como su accionar; pero sobre todo porque la lectura de sus primeros comunicados demostraban claramente que el objetivo central no era liberar a s=F3lo 400 de los 6000 presos pol=EDticos, sino que el objetivo central era establecer un di=E1logo de paz para entregar las armas y mantener inc=F3lume el régimen capita- lista en Per=FA, a cambio de un par de bancas parlamentarias. El 20 de diciembre, en el comunicado n=BA 2 del MRTA, se lee cla- ramente que de lo que se trata es =ABdar pasos hacia una soluci=F3n global al problema de la violencia pol=EDtica por la v=EDa del ca- mino del di=E1logo y un acuerdo de paz m=E1s permanente=BB. Y suger=EDan que con los diplom=E1ticos detenidos podr=EDan =ABprecisar un crono- grama de pasos a establecer para llegar a una soluci=F3n integ- ral=BB. Junto a ese comunicado difundieron una =ABdeclaraci=F3n de los pri- sioneros de guerra=BB, es decir de los diplom=E1ticos y otros rehe- nes donde estos informaban por si cab=EDa alguna duda que =ABnuest- ros captores dicen aspirar no solo a la liberaci=F3n de sus dete- nidos sino buscar arbrir una v=EDa de soluci=F3n pol=EDtica integral dentro de un proceso pacificador=BB. Ped=EDan al gobierno =ABtransitar este camino=BB. Al final del comunicado N=BA 2 dicen lo que ya sab=EDamos desde hace tiempo: =ABEsta posici=F3n de di=E1logo propuesta por el MRTA no es nueva, a través de toda nuestra existencia siempre mostramos disposici=F3n a ella=BB. [Contin=FAa en parte 4/6] --- from list marxism-general-AT-lists.village.virginia.edu ---
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